Recuerdo de tus padres y hermanos. Hijito de mi vida, corazón de mi amor, cuando nuestro Señor Jesucristo y la virgen María te llamó en su presencia, te le fuiste como una blanca paloma al cielo en los brazos de nuestro Señor Jesucristo, al partir al cielo dejaste un gran vacío y me quedaré con tu recuerdo y siempre te llevaré en mi corazón y algún día me reuniré contigo.